manita sin meñique

fue una pena no llegar a la manita que cantaban los aficionados del Bernabéu contra el Barcelona. No voy a negar que delante del televisor, con toda la emoción de un derby, también entoné cánticos como ese y alguno más, mientras disfrutaba del buen fútbol.

Definiría este partido con esos deditos que sí tuvimos:

*el pulgar: el más grande, para mi, sin duda, Raúl. Por su energía merengue que le hace desdoblarse como si fuera el Sr. Smith de Matrix, buscando todos los balones y sin dar ninguno por perdido, indiscutible alma del auténtico madridismo.
*el índice: Robben, que nos enseña que en el esfuerzo está el triunfo, con un gol de cabeza asombrandose incluso a sí mismo.
*el corazón: levantándose de la mano con tono burlesco callando las dudas de su titularidad, entró al terreno de juego Higuaín, que como un buen César, llegó, vió y marcó.
*el anular: muy cerca del corazón, un recién recuperado Van Nistelrooy transformó un penalti en gol con una serenidad impecable.

Y el meñique se lo llevó Henry para recordarnos que ójala siempre ese once inicial saliera al campo con las ganas con las que lo hizo el pasado miércoles.

Un saludo a todos los madridistas que disfrutaron ese merecido partido, con la tranquilidad de una Liga ganada, el pasillo azulgrana, cuatro goles fantásticos y un juego de pases rápidos y de auténticos profesionales.